Regresar

¿Y la familia para qué?

Juan Arturo González Maggiani


Lalo tiene 8 años y tiene su propia empresa, trabaja diez horas al día y algunas veces cuando logra cumplir su objetivo de ventas puede salir temprano. Tiene una red de clientes que usualmente pasan a la misma hora y de vez en cuando cae algún despistado que le compra uno o dos de sus productos. Incluso suele poner ofertas para renovar sus estrategias de venta y aumentar sus ganancias.

Por su local pasan varias personas, la afluencia es mucha. Quienes no compran lo consideran un pobre desalineado y un futuro delincuente. La sociedad lo ha etiquetado según su función en ese puesto, sin embargo, sus compañeros de trabajo lo quieren y respetan, para ellos Lalo es su todo, y a pesar de la competencia interna, saben que es una persona que vale lo mismo que todos en ese lugar. Se han vuelto una familia.

Esta empresa tiene una cualidad única, a veces existe, otras veces desaparece. Todo depende del amor con que lo miren sus clientes, porque el amor vuelve reales a las personas. Aunque de vez en cuando, el antojo de un mazapán nos haga voltear los ojos para ver a Lalo y a su familia. La familia te da un concepto de persona a pesar de tus limitaciones, en ese pequeño lugar te valoran como un todo, mientras que la sociedad nos cataloga por nuestra funcionalidad, en donde se corre el riesgo de ser menospreciado, al grado de no ser útil, entonces eres nada, un don nadie.

El amor es la clave de esta visión clarividente que muestra los verdaderos contornos del amado y este amor se debe vivir todos los días en la familia. Esta realidad es mejor comprendida por las madres, quienes alojan en su cuerpo la vida de otra persona, protegiéndola y cuidándola por el simple hecho de ser su hijo.

“La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas; del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Sin el amor la familia no es comunidad de personas, así también sin el amor la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse como comunidad de personas” (Melendo, 2003, p.39). La familia es la institución natural en la que vivimos, amamos y morimos, en ella siempre seremos tratados y valorados por lo que somos: seres únicos e irrepetibles, personas con dignidad y con deseos de ser felices.

Para saber más: Melendo, T. (2003) Familia, ¡sé lo que eres! Rialp.